Social Communication: its geneology
* Adrián Lozano
Los estudios dedicados al
análisis de la comunicación social tienen una genealogía que hunde sus raíces
en el siglo XIX.

Este es el contexto que sentó las bases de
las posteriores reflexiones sobre la comunicación social, una experiencia y una
idea atravesaba ese siglo XIX: el temor a los intentos de control de las
multitudes urbanas. Ese es el siglo que dio origen a las ciencias sociales.
El siglo XIX hizo conjugar
el relato moderno y burgués del progreso social a través del desarrollo económico
capitalista y de la democracia liberal, con la idea de progreso humano a través
del conocimiento. Pero en esa amalgama los primeros medios de telecomunicación
fundados en la electricidad tuvieron un rol fundamental: la de vincular
diversas culturas y personas separadas por el espacio a una gran velocidad.
Esta posibilidad de unir “la familia humana” se presentaba a sus contemporáneos
casi como un milagro.

Desde ya hace mucho tiempo el intercambio simbólico tuvo que ver con sostener una trama
entre dos o más personas a lo largo del tiempo y el espacio. Para eso podemos
recurrir a la etimología del término símbolo.
“¿Qué quiere decir símbolo? Es, en principio, una palabra técnica de la lengua
griega y significa `tablilla de recuerdo´. El anfitrión le regalaba a su
huésped la llamada tessera hospitalis,
rompía una tablilla en dos, conservando una mitad para sí y regalándole la otra
al huésped para que, si al cabo de treinta o cincuenta años vuelve a casa un
descendiente de ese huésped, puedan reconocerse mutuamente juntando a los dos
pedazos. Una especie de pasaporte en la época antigua. Algo con lo cual se
reconoce a un antiguo conocido”. Como podemos ver, en la antigüedad el símbolo
sostenía una trama a lo largo del tiempo entre dos casas o familias, era un
pasaporte para reconocer a un antiguo conocido, tenía que ver con la
hospitalidad y el reconocimiento.

Por esta razón, pensar qué
significa el intercambio simbólico y la circulación de discursos en nuestra
época puede ayudarnos a pensar tanto nuestra cultura como el tipo de vínculo
que establecemos unos con otros.